La modernización del Estado sigue siendo un tema pendiente y de urgente realización, cada día vemos como en diferentes estamentos de la sociedad, se debaten formulas de acción y se exigen decisiones de carácter político en ese sentido, sin embargo, cada vez se pone más en evidencia que la visión de lo que constituye una reforma o modernización del Estado, adolece del conocimiento conceptual global y por ende del camino a recorrer para iniciar su diseño e implantación.
El centrar el debate del proceso de modernización del Estado en un acto tendiente a mejorar los procesos de atención al ciudadano y a optimizar el funcionamiento de las instituciones públicas, es confundir el fin con los medios.
La modernización del Estado debe enfocarse sistémicamente en tres dimensiones de diferente jerarquía de diseño e implantación, la articulación y alineamiento de estas dimensiones promueve la concatenación del fin de la existencia del Estado con los medios para darle sostenibilidad, dentro de un contexto de búsqueda permanente de la eficiencia, eficacia y sentido de oportunidad.
Una primera está constituida por la dimensión estratégica, es decir, definir cuál es nuestra visión de país para dentro de 50 años y formular sobre esta base el plan estratégico nacional, tarea pendiente de toda nuestra vida republicana. La segunda representada por la dimensión estructural, que no es otra cosa que la cadena de valor del Estado, en donde se articulan las políticas públicas, las instituciones que procesan dichas políticas, los servicios derivados de las mismas y finalmente el ciudadano del Perú representado por los diferentes roles existentes: empresarios, instituciones, etc.; como ejes transversales tenemos el marco normativo y lo que debería constituir los procesos de mejora continua derivados de la interacción del Estado con los ciudadanos del país.
Finalmente tenemos la dimensión operativa, en la cual se concentra erróneamente el debate y está constituida por los componentes de gestión que deben merecer las intervenciones de carácter modernizador derivadas de las dimensiones antes señaladas y que están representados por: las estructuras organizativas de las instituciones del Estado, los procesos de trabajo e instrumentos de gestión, el soporte tecnológico, la cultura y el clima organizacional y finalmente por el componente estratégico más importante de esta dimensión: los recursos humanos. Solo el entendimiento del carácter sistémico de estas tres dimensiones, por parte de quienes deberán asumir la responsabilidad en la toma de decisiones del proceso de Modernización del Estado podrán garantizar su éxito.